Smithfield Foods, uno de los mayores productores de carne en el país, estaría operando su planta en Milan, Missouri, en una manera que estaría contribuyendo a la propagación del coronavirus, de acuerdo a lo planteado en un juicio federal abierto el jueves 23 de abril en Kansas City.
El juicio, entablado por una trabajadora de la planta bajo el nombre genérico de Jane Doe (que se usa para proteger el anonimato), y una ONG que aboga por trabajadores, acusa a Smithfield de no haber protegido a sus trabajadores con suficiente equipo de protección personal; de estar forzándolos a trabajar sin espacio suficiente entre trabajadores; de imponer demasiadas limitaciones para poder lavarse las manos; de desalentar el uso de permisos por enfermedad; y de fallar en la implementación de un plan para hacer pruebas de diagnóstico a los trabajadores o hacer rastreo de contactos.
En el juicio se afirma que «En pocas palabras, podrían morir trabajadores, sus familias, así como otros residentes de Milan y de la comunidad, solamente porque Smithfield se rehusó a cambiar sus prácticas en medio de esta pandemia».
El juicio también sostiene que «Smithfield se resiste tanto en admitir sus responsabilidades hacia sus trabajadores y hacia las comunidades donde opera, que recientemente culpó a “ciertas culturas” por la propagación de la enfermedad en su planta de Dakota del Sur …»
La planta de Smithfield en Dakota del Sur, que provee el 5% de producción de carne de cerdo en los EE.UU., se ha convertido en un foco de infección, con 783 trabajadores dando positivo en la prueba de COVID-19, y dos fallecidos. El primer trabajador con prueba positiva por el virus fue el 24 de Marzo, pero la planta no cerró hasta el 14 de Abril.
Smithfield también cerró sus plantas en Martin City, Missouri, y Cudahy, Wisconsin, hace dos semanas, porque dependen de suministros que provienen de la planta de Dakota del Sur, según un comunicado de Smithfield.
Otra enorme empresa procesadora de carne, Cargill Foods, recientemente confirmó que trabajadores en su planta en Marshall, Missouri habían dado positivo a la prueba de COVID-19. Cargill no ha querido decir cuántos individuos habían recibido prueba positiva, pero dijo que todos los trabajadores que fueron contactados estaban en cuarentena por 14 días. La planta, que emplea a 620 personas, sigue operando.
En un comunicado, Keira Lombardo, vicepresidenta de asuntos corporativos y de cumplimiento legal de Smithfield Foods, dijo que la empresa no emite comentarios sobre litigios pendientes, pero luego añadió: «La salud y seguridad de nuestros empleados siempre es nuestra máxima prioridad. Los alegatos contenidos en la denuncia carecen de mérito de hecho o de derecho, e incluyen reclamaciones anteriores contra la compañía que han sido investigadas y declaradas sin fundamento. Anticipamos una agresiva defensa de la compañía en la corte.»
La querella no busca indemnización monetaria. Lo que pide es una orden judicial para forzar a Smithfield a cumplir con las recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y de las recomendaciones sanitarias públicas. David Muraskin, abogado por los demandantes, dijo que él no conoce ningún otro juicio que busque solamente que se cambien las prácticas de producción en las fábricas, en lugar de buscar indemnización monetaria.
«Todo lo que queremos, todo lo que estamos pidiendo es que [Smithfield] proteja agresivamente a sus trabajadores», dijo Muraskin. «Si hacen eso, dejaremos de lado nuestros reclamos.» Muraskin dijo que Public Justice, su grupo de defensa legal, presentó la querella a Smithfield el viernes en la mañana, y está planeando entablar querellas similares en el futuro.
La demandante identificada como Jane Doe trabaja en el área de corte, trozando carne de cerdo por hasta 11 horas diarias, según el juicio. Sus abogados dicen que está usando un seudónimo porque teme represalias por sus reclamos contra Smithfield.
En el juicio, Doe dice que conoce por lo menos ocho trabajadores que han tenido que quedarse en casa después de presentar síntomas del COVID-19.
El condado de Sullivan, donde se encuentra la planta, aún no ha reportado ningún caso confirmado de COVID-19, pero el departamento de salud local dice que no sabe cuánta gente se ha sometido a la prueba.
El otro demandante, la Alianza de Trabajadores de Comunidades Rurales, es una pequeña ONG que aboga por trabajadores en el norte de Missouri, incluyendo empleados de la planta de Milan. Su único empleado, Axel Fuentes, vive en Kirksville como muchos de los trabajadores, y dice que teme por la salud y la seguridad de su familia, pues su trabajo lo pone en contacto cercano con trabajadores de la planta.
Antes de entablar el juicio, Fuentes dijo que trabajadores le habían contado de gente laborando con síntomas de COVID-19, porque temían perder su empleo. «Los trabajadores reciben puntos negativos en sus evaluaciones cuando no asisten al trabajo, algo que puede resultar en la pérdida de su empleo», dijo Fuentes.
Bajo la orden de quedarse en casa, emitida por el departamento de salud del estado el 3 de abril, las plantas procesadoras de carne pueden seguir operando, siempre y cuando sigan las recomendaciones de la CDC para proteger a sus empleados.
El juicio, sin embargo, afirma que Smithfield no ha satisfecho ni siquiera las mínimas recomendaciones de salud pública. Por ejemplo, dice que no fue hasta el 16 de abril que trabajadores en la planta reportaron haber recibido máscaras. Afirma también que, a partir del 20 de abril, muchos trabajadores estaban recibiendo semanalmente sólo una máscara simple de Smithfield, y que sólo podían conseguir una nueva si la primera se rompía.
El juicio también alega que, en un esfuerzo por procesar la máxima cantidad de carne al menor costo posible, los trabajadores tienen que pararse tan cerca el uno del otro, que literalmente se están tocando. Más de 150 de las plantas más grandes de procesamiento de carne en los Estados Unidos operan en condados donde las tasas de infección de coronavirus están entre las más altas de la nación, según una investigación por el diario USA Today y el Midwest Center for Investigative Reporting. «Estas instalaciones representan más de una de cada tres plantas de procesamiento de carne de vacuno, de cerdo y de pollo más grandes de la nación», según la investigación. «Las tasas de infección en las zonas donde están estas plantas son más altas que en el 75% de otros condados en el país, según dicho análisis.»